A ciencia cierta no se conoce el origen del rebozo pero existen varias teorías, una de ellas dice que surge de la combinación del ayate indígena (el cual era de ixtle compuesto de dos lienzos) o del mamatl (un lienzo rectangular con bordes de un material distinto), ambos usados por hombres y mujeres para carga y transporte de mercancías diversas, con los materiales, colores y formas de las prendas españolas.
Los indígenas lo llamaban ciua nequeatlapacholoni, que quiere decir “como toca de mujer o cosa semejante” según el Vocabulario de Molina, de 1555 aunque la palabra como tal tiene su aparición documentada hasta el año 1572 cuando Fray Diego Durán lo describe como una prenda de las mujeres mestizas para cubrirse para entrar a los templos. En 1625, Tomas Gage se refiere al vestido usado por negras y mulatas de la siguiente forma:
“...se encuentran otras en la calle, que en lugar de mantillas se sirven de una rica faja de seda, de la cual se echan parte al hombro izquierdo y parte sostienen con la mano derecha...”.
Es importante comentar que el tejido del rebozo se hace en su mayoría en telar de cintura, aunque a veces se hace uso del telar de pedal, en ambos casos es un proceso artesanal muy laborioso y donde intervienen varias personas en su elaboración.