En 1998, por decreto del papa Juan Pablo II, el Santuario de Nuestra Señora de los Remedios fue elevado a la dignidad de Basílica Menor, siendo la única en el Estado de México con esa categoría. Está ubicada en el Parque Nacional Los Remedios.
Se cree que la imagen que se resguarda en su interior fue traída por uno de los soldados de Hernán Cortés, quien en la llamada Noche Triste la ocultó en lo alto de un cué (un adoratorio indígena) en el entonces cerro de Otomcapulco (que significa "donde abundan los otomíes"), donde actualmente está el santuario. En 1540 el indígena Ce Cuautli la encontró debajo de un maguey.
Al igual que el templo, dicha imagen ha tenido una gran relevancia religiosa e histórica. Junto a las basílicas de Nuestra Señora de Guadalupe, de Nuestra Señora de la Piedad Huehuetlán y de Nuestra Señora de la Bala, mantuvo una dedicación a la protección simbólica de la Ciudad de México.
Cuenta con un salón de eventos, zona de jardines, escuela de monjes, una capilla al aire libre así como un largo atrio y una vista fabulosa al Valle de México.
La festividad en honor a la Virgen de los Remedios se realiza cada 1 de septiembre.
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