El Santuario de Santiago Apóstol fue construido en 1592, por la orden franciscana. Fue hasta 1720 cuando recibió el rango de parroquia. Arquitectónicamente, destacan su atrio y su portada en forma de biombo.
En su interior encontrarás una escultura de la representación clásica de Santiago Matamoros: un guerrero medieval a caballo, en actitud de combate. Esta pieza es única en su género en toda Latinoamérica, tanto por su antigüedad como por su tamaño colosal. Se trata de una verdadera obra de arte otomí del siglo XVI. La escultura fue elaborada con pasta de caña de maíz y recubierta con papel engomado, con el fin de aligerar su peso para transportarla en andas. Esta técnica es de origen prehispánico pues, según varios cronistas del siglo XVI, los habitantes originarios de estos pueblos creaban las representaciones de sus dioses con este material.
Un consejo más: en tu visita a este maravilloso templo, aprovecha para conocer el Centro Ceremonial Otomí, que también se ubica en este municipio mexiquense.
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