Por pila colonial es La Transfiguración del Señor, por orografía es Transfiguración de Monte Alto, pero en esa porción de serranía hay para Nicolás Romero otro pueblo con raíz prehispánica, que en su momento llamaron Posse. Y como aún existen evidencias suyas del siglo XIX, le decían Transfiguración Posse, término proveniente de poxhi, en un sentido de sabiduría, el que sabe hacer carbón vegetal, el que tiene en sus manos el color del trabajo, el negro del hollín, el tizne de carbón.
Transfiguración que en sus montes guarda la leyenda de la Cueva de los Hechiceros, con el tiempo refugio de sacerdotes perseguidos y a la postre, sitio de misa cada 12 de diciembre.
Pueblo en donde perdura el paredón de adobe del águila de alas abiertas, presencia arquitectónica del Cine Hidalgo, construido en tiempos del fuego revolucionario de 1910, para honra del Centenario de la Independencia de México y, decimos, primo del Teatro Centenario de San Pedro.
Territorio del maíz como todo México, que pone matas con su elote como ofrenda el día de fiesta, el 6 de agosto día de la Transfiguración del Señor, en donde sobrevuelan las águilas y en ocasiones se cuenta con la presencia de los Voladores de Papantla.
Pared de frontón, quiosco de tabique rojo y arco de acueducto, pozo sobre el camino viejo. Es monte alto, nido de trinos de ave, de golondrinas que a veces anidan en el corredor de la escuela, algunos son boxeadores, otros no cesan sus avatares con la milpa.